¡Bienvenidos al Blog de la Provincia de Misiones!

Misiones te espera para que puedas recorrer sus hermosos paisajes; la gran variedad de su flora y fauna; su historia; su cultura y demás.
¡Te esperamos!

sábado, 27 de septiembre de 2008

"Leyenda Guaraní"

Leyenda del Isondú

Cuenta la leyenda, que había un luminoso indio guaraní que atraía admiración, odios y amores. Se llamaba Isondú. Era de esas personas que hacen que parezca fácil cazar bien, pescar aun mejor y gustarles a todos. O a casi todos. Porque Isondú llegaba y las jóvenes no buscaban excusas para acercarse. Simplemente venían a mirarlo, a conversar con él. Y lo rodeaban los amigos. Siempre, donde estaba Isondú había acción y risas. No era su intención, pero se destacaba de los demás. Como si tuviera una luz acompañándolo, dándole protagonismo.
Los que no se agrupaban junto a Isondú, los que no lo querían, empezaron a sentir que se perdían en su sombra. Se quedaban mirándolo, en la oscuridad. Primero solos, impotentes. Después juntos, envalentonados, compartiendo envidia. ¿Cómo son los pensamientos en la oscuridad?. Son muy negros. Isondú lo supo una noche, cuando cayó en una trampa para cazar animales y sus envidiosos enemigos se abalanzaron sobre él.
No se sabe con qué lo atacaron. Probablemente con mazas. Pero lo hicieron todos juntos, a la vez, por sorpresa. Si no, nunca hubieran podido vencerlo.
Le hicieron muchas heridas. Algunos dicen que veintidós y que el cuerpo de Isondú murió. Pero él era un indio de este mundo. Y de otros.
El hecho fue que sus heridas cambiaron de color. Se aclararon, se volvieron blancas y brillaron. Unas lucecitas con alas que se desprendieron del cuerpo tomando vuelo. Se fueron agrupadas como pedacitos voladores de la Vía Láctea.
Se transformaron en luciérnagas. Antes no existían. El cuerpo mismo de Isondú se hizo volátil y se fue por ahí, con ellas.
Desde esa noche, entre los ríos Paraná y Uruguay, hay una zona donde es casi imposible que alguien se deje ganar por la oscuridad del camino. ¡Mucho menos que se pierda!
Un séquito de luces puede acompañarlo, unos destellos colarse en los más oscuros sentimientos.
Algo del indio Isondú, algo de luciérnaga repartido en vuelos, va a darle más fuerza.
Y así fue el nacimiento de las luciérnagas. O isondúes, o tuquitos. O bichitos de luz.

No hay comentarios: